viernes, 11 de septiembre de 2015

La Este del Edén (Amistad con el Diablo al Naranjo)


El viernes 4 de Septiembre salimos a las tres de los dominios cabrereños, la expedición formada por el presidente (Don Pedro Pedal), el secretario (El Canijo), Josema, Pablo y Alfonso, parando en los abrevaderos de Baltanás y Arenas de Cabrales. Ante la perspectiva de que pudiera estar jarreando en Pandébano, nos pertrechamos bien con chubasqueros y capas, aunque cuando llegamos al punto de partida (el aparcamiento) lo que había era orbayu y un tío raro con el arnés y las cintas puestas dispuesto a hacer todo el camino de subida con el traje de luces. Tiene que haber gente para todo!

 
A las diez de la noche estábamos en el refugio, y desde ese momento y hasta que retornamos el domingo, no habríamos de recibir de los regentes más que antipatía, censura y reglamento. O sea, como siempre. Hace ya años que dejó de ser un refugio. Todos lo sabemos.

 
Al día siguiente tuvimos mala suerte y se presentó despejado, por lo que había que escalar la vía proyectada. A medida que íbamos subiendo la Celada, las neblinas quedaban atrás, y por contra se erguía colosal el mar calizo de la Este, por donde surcaríamos nuestra travesía sin barcos ni remos.

 

 


La Amistad con el Diablo resultó ser una maravillosa mezcla de placer y pena, de bravura y acojono, sobre todo cuando la cuerda caía a plomo hasta el compañero sin un triste seguro por muchos metros. Era como estar dentro de un puchero hirviendo cuando empiezas a sentir las cosquillitas en los pies. En la primera reunión, Josema excusó su presencia, abandonando en rápel como alma que lleva el diablo…era el olor a azufre.

  

A medida que íbamos subiendo nos íbamos convenciendo: si, esto es real.

 


Yo subí con el Pablete, que se curró sus tres primeros largos, y Don Pedro se ataría al señor Alfonso.

Por entre un canalizo me pareció ver a un ser rojo de cuernecillos, tridente y rabito, riendo maliciosamente.
 
El croquis de la vía no lo pongo, porque ya sabéis que en google hay miles. Lo que sí os puedo decir es que hay que llevar brújula, astrolabio, y GPS. 



Conectada la Cepeda, llegaríamos hasta el paso del rompetobillos; ahí se coge aire, se grita “Banzai” y… a resbalar!
 
Lo del agujero de salida no tiene nombre, es como un parto, todos los días la Este escupe por ahí decenas de escaladores. Algún día algún avispado pondrá ahí un peaje. Mejor no entrar de cabeza!

 

Formado el grupo en el anfiteatro, lo remontamos, y llegamos por la airosa cresta hasta la cumbre de este Naranjito querido que ya me viera por primera vez hace 35 años…aunque esta vez sin bota dura y con arnés.
 


 
 
 
 
 

Al día siguiente habríamos de salir zumbando para evitar el cierre de la carretera de Sotres, porque llegaba la Vuelta Ciclista...Por tanto fue un domingo sin escaladas (cachis, con lo lejos que queda esto), pero sí a cambio de baño, cerveza y fabada, en los aledaños de la maravillosa playa de Torimbia.

 
A eso de las ocho y media de la tarde del domingo, el Pico de la Miel se erguía sobre nuestras cabezas otra vez.

Volveremos, más que nada para que Juan Carlos no nos guarde rencor.

Aunque plagio un poco a mi amiguete Pablo Velasco, que en su blog hizo lo mismo, es obligado recordar la estrofa de la canción de los Rolling…
 

Encantado de conocerte,
espero que adivines mi nombre,
pero lo que no logras entender,
es la naturaleza de mi juego, oh sí, arrodillate baby.

 
Como cada policía es un criminal
y todos los pecadores son santos,
como la cara, es la cruz,
llámame simplemente Lucifer.
porque necesito un poco de compostura,
así que si me encuentras, ten un poco de cortesía,
ten un poco de conmiseración y un poco de gusto.
usa toda tu bien aprendida educación,
o convertiré tu alma en basura, uh sí.

 

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